L'autore:
David Sylvester (1923-2001) era uno de los mejores y más independientes críticos de arte del siglo XX, muy asociado tanto profesional como personalmente a artistas de la talla de Bacon o Giacometti. Tras la Segunda Guerra Mundial, Sylvester se instaló en París y allí completó su formación vanguardista. Era el París donde todavía estaba vigente el ascendiente de los surrealistas, que, junto al existencialismo, incentivaron el potencial de lo subjetivo, casi el único canal expresivo para reaccionar ante el horror vivido. El encuentro de Sylvester con Francis Bacon era casi obligado y el proverbial sentido didáctico de la cultura artística británica favoreció la emisión radiofónica, primero, y, después, televisada, de conversaciones con artistas, en las que muy pronto se distinguió el talento de Sylvester, que sabía extraer las razones íntimas de sus interlocutores y, sobre todo, articular su sentido a partir de la obra. Con Bacon, mantuvo un continuado diálogo durante 12 años, entre 1962 y 1974, apoyado en una amplia serie de entrevistas, a partir de cuyo material construyó un formidable libro, que se convirtió en la obra de referencia esencial para la comprensión del complejo mundo de este artista, pero también para toda una importante línea del arte británico e internacional que se escapaba de los márgenes acotados de la vanguardia oficial de las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. En este sentido, y al margen de la figura verticial de Bacon, Sylvester explicó como nadie la trayectoria y el significado de los mejores representantes de la después llamada Escuela de Londres, con Stanley Spencer, Lucien Freud, Auerbach, Kossof. Esta misma empatía le convirtió en un interlocutor privilegiado de otros grandes individualistas británicos, como Moore o Howard Hodgkin, pero también de expresionistas europeos y americanos, como Bram van Velde, Pierre Alechinsky o De Kooning.
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