Riassunto:
Kiki, como heredero de sus predecesores reporteros gráficos, es un fedatario gaditano de la cotidianidad acontecida en la etapa que profesionalmente le ha tocado vivir, que va desde el llamado Tardofranquismo, pasando por la Transición Democrática y llegando a nuestros días. Testigo de su objetivo fueron las Majoretes de Montpelier y su emulación a la gaditana, aquellas niñas de la Institución Provincial del Generalísimo Franco. También lo fueron las Reinas, que los nuevos vientos políticos reconvertirían a Diosas y Ninfas; los pregoneros; la cola de la final cuando se repartían números entre termos humeantes de café y puchero. Presenció cerrar el Falla con Antonio Martín besando sus tablas y fue testigo del beso en el proscenio del papa Libi I. En medio, el teatro Andalucía, los casettes de Izquierdo y el peñismo en todo su esplendor. Vio surgir los colectivos de autores y capturó las tensiones entre estos y los periodistas, con una consecuencia muy perceptible: el adiós a la tramoya como espacio de trabajo para la vieja radio, ayer de galena y hoy digital. Y junto a todo lo anterior, el lector encontrará en este libro una fauna endémica al hábitat carnavalesco; una galería de personas y de personajes, enormemente singulares, que le dan todo el sentido a la urbe en la que se desarrolla la fiesta y que determinan su gran personalidad: María La Yerbabuena y su garganta; Macarty y su bandeja de cafés; El Brillantina y sus pañolitos verdes; El Goliath y su discípulo El Motó; El Caña, agitador de Paraísos; Carlos, legionario del tercio de cabalgatas; El Belga y su barra; primeros premios contentos; segundos premios enfadados; tramoyistas; Dioses Momos; postulantes; puntas posturitas; sastres y romanceros; coristas de gafas de sol y expertos de colaera. Y, cómo no, encontrará a sus antiquísimas agrupaciones, ininterrumpidas desde la segunda mitad del siglo XIX, gracias a las cuales, legales e ilegales, el Carnaval de Cádiz goza de fama mundial.
Dalla quarta di copertina:
Joaquín Hernández Conde, "Kiki". Nace en Cádiz, en el barrio del Balón, en el año 1957. Su relación con la fotografía comienza en 1974. Desde 1979 trabaja como redactor gráfico en Diario de Cádiz, donde perfecciona la técnica fotográfica y descubre su gran vocación, la fotografía de interés social. Paralelamente a su trabajo en la prensa local, imparte talleres de fotoperiodismo así como realiza muestras relacionadas con Cádiz y su idiosincracia; Caras conocidas, sobre personajes de la sociedad gaditana; Cádiz moving pictures, instantáneas de rodajes de películas en Cádiz; Cien tipos de cuidao sobre el carnaval o Caras del mundo, donde plasma las distintas razas presentes en el Festival Internacional de Folklore. Es autor de 140 fotos de primera, testimonio gráfico de las mejores imágenes editadas a lo largo de su carrera como fotoperiodista; coautor de La Habana crónica en vivo; autor gráfico de las disparatadas tertulias de personajes de Cádiz en El duende de Cádiz, y de la publicación 30 años de democracia y libertad municipal. Entre sus últimos trabajos se encuentran Historia Dorada del Cádiz CF, en donde hace un recorrido por las 36 últimas temporadas del equipo amarillo; Caras y Máscaras sobre el carnaval uruguayo y Reino de Orishas, donde se adentra en las raíces religiosas y paganas de la cultura cubana.
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