CHAPTER 1
Doctrinas sobre la autoridad religiosa
Autoridad religiosa
Los cristianos con frecuencia sienten la necesidad de clarificar sus bases doctrinales. Sin embargo, diferencias importantes en cuanto a los fundamentos, o la autoridad, de sus enseñanzas se traducen en causa de división entre las iglesias. La Iglesia Ortodoxa y la Iglesia Católica han enseñado desde sus orígenes que las bases de todas sus enseñanzas religiosas son la unidad inquebrantable de la Escritura y las tradiciones eclesiásticas posteriores. La Reforma Protestante cuestionó la pureza de las tradiciones que la iglesia desarrolló posteriormente e insistió en la autoridad de la Biblia sobre todas las tradiciones. Desde el tiempo de la Reforma, el uso de la razón y reflexión en cuanto a la experiencia humana común (además de o más allá del uso de la Escritura y la tradición) han influido profundamente el entendimiento cristiano de los fundamentos de sus enseñanzas religiosas. A menudo, esa comprensión distinta de las fuentes de la autoridad sienta las bases para otras diferencias en la enseñanza cristiana.
Suficiencia y primacía de las Escrituras
Artículo 5; Confesión 4 MU
MU "Tarea teológica"
Los veinticinco Artículos de la Religión que comparten las iglesias de la AME, AME Sión, CME y MU afirman que la Biblia contiene "todas las cosas necesarias para la salvación" (Artículo 5), es decir, que las Escrituras enseñan todo lo que el ser humano necesita saber para obtener la salvación. El título de este artículo utiliza las palabras "la suficiencia de las Sagradas Escrituras" para ilustrar esta creencia. Implícita en los Artículos y en la Confesión de Fe metodista unida está la creencia de que la Biblia es la fuente y autoridad primordial de nuestra fe, es decir, ninguna otra autoridad puede anular la autoridad de Dios que se revela en las Escrituras. Esta enseñanza en cuanto a la primacía de las Escrituras queda clara en la afirmación metodista unida en "Nuestra tarea teológica". La enseñanza metodista de la suficiencia y primacía de la Biblia concuerda con el énfasis de la Reforma Protestante del uso de las Escrituras para reformar la iglesia. Los metodistas históricamente no han definido su entendimiento de la autoridad de la Biblia con los términos de "inerrancia" e "infalibilidad" de la Biblia como lo hacen característicamente las iglesias fundamentalistas, con la excepción de que históricamente hemos insistido que la Biblia no falla en sus enseñanzas del camino de la salvación. Nuestro énfasis en la suficiencia y primacía de las Escrituras no anula el uso de la tradición cristiana o la reflexión en la amplia experiencia humana (ver más adelante), sino más bien clarifica que toda otra pretensión de autoridad debe ser juzgada en base a la autoridad principal de la Biblia.
Unida de la Biblia
Artículo 6; cf. MU Confesión 4
Los Artículos de la Religión afirman que el Antiguo Testamento se sitúa en continuidad con el Nuevo Testamento, ya que Dios ofrece salvación por medio de Cristo en ambos testamentos (Artículo 6). Subrayando esta enseñanza, junto con la de la suficiencia y primacía de las Escrituras, está la creencia en la unidad de la Biblia, es decir, la creencia de que la Biblia narra una sola historia que se centra en la salvación que ofrece Cristo. Susana y Juan Wesley hablaron de "la analogía de la fe" que es el mensaje troncal de toda la Biblia, que nos narra la historia de la salvación.
"Tarea teológica" MU
Nuestra enseñanza histórica de la unidad de la Biblia podría dar la impresión de contradecir la erudición bíblica más reciente que acentúa la diversidad de voces y perspectivas en la literatura bíblica. En su mayoría, los eruditos metodistas abrazan esta tendencia del estudio bíblico. Sin embargo, la doctrina metodista insiste en que, subyacente a esta diversidad de voces, en la Biblia se encuentra un mensaje divino, en cuyo centro sehalla nuestro Salvador. La declaración metodista unida bajo "Nuestra tarea teológica" (1988) reconoce explícitamente "diversas tradiciones, algunas de las cuales reflejan las tensiones de interpretación dentro de la primitiva herencia judeo-cristiana". Y continúa declarando que "estas tradiciones se entretejen en la Biblia de modo que expresan la unidad fundamental de la revelación de Dios".
Tradición
Artículos 14-16; cf. AME "Sucesión apostólica y formalismo religioso"
El Dios revelado en la Biblia continúa actuando, aún después de la era de los apóstoles. Tradición no significa todo lo sucedido en el pasado, sino el pasado que valoramos, o atesoramos. Al afirmar y valorar el pasado, declaramos que la presencia de Dios no se desvaneció después del tiempo del Nuevo Testamento. Afirmamos que Dios se ha mantenido activo durante la historia de la comunidad cristiana. Valoramos del pasado esos momentos en los que percibimos más claramente la presencia de Dios. La doctrina metodista comparte la sospecha de la Reforma que gran parte del pasado cristiano contribuyó a una corrupción del plan divino: los Artículos de Religión 14, 15 y 16 condenan las enseñanzas y prácticas que la Reforma juzgó ser corruptas. De igual manera, la declaración de la AME bajo "Sucesión apostólica y formalismo religioso" rechaza como corrupción tardía la enseñanza de que todos los obispos deben ser de sucesión inquebrantable desde los apóstoles, y el "formalismo" que a menudo acompaña a la adoración tradicional.
Sin embargo, los metodistas se regocijan en la presencia de Dios a través de la larga historia de la tradición cristiana que nos precede: al declarar los antiguos credos como el Credo Apostólico y el Credo Niceno, nos unimos unísonos con las voces de los cristianos que nos precedieron. Nuestra adoración lleva las señales de la liturgia cristiana primitiva y medieval. Los himnarios metodistas incluyen ahora una gran variedad de voces del cristianismo del pasado, así como textos y melodías de las tradiciones católicas y ortodoxas además de una gran variedad procedente de la tradición protestante. En la Conferencia General del 1970, la Iglesia Metodista Unida adoptó una resolución que clarifica que las declaraciones anticatólicas de nuestros Artículos no están dirigidas al catolicismo contemporáneo ni a la totalidad de la herencia católica de la fe sino contra las corrupciones medievales de la tradición cristiana, algunas de las cuales fueron malinterpretadas por los reformadores. La declaración metodista unida bajo "Nuestra tarea teológica" afirma el uso crítico de las tradiciones cristianas como fuente y criterio de las enseñanzas cristianas.
Razón y experiencia
"Tarea teológica" MU
La misma declaración metodista unida bajo "Nuestra tarea teológica" afirma el uso de la razón y de la experiencia como fuentes y criterio de laenseñanza cristiana. La razón se refiere a las muchas maneras en las que los seres humanos reflexionan en cuanto al mundo, como individuos y como comunidad. Juan Wesley creía que la razón guiada por la gracia a disposición de todas las personas podía discernir la existencia de Dios y la necesidad de responsabilidad moral; podría incluso iluminar el significado de la Biblia. Wesley valoraba la experiencia, especialmente, el contacto del ser humano con Dios, y creía que nuestra experiencia de lo divino también iluminaba nuestra propia búsqueda espiritual y (en combinación con la razón) podría clarificar el significado de la Biblia. Wesley también creía que nuestra experiencia del universo material podría enseñarnos mucho, incluso en lo referente a los asuntos espirituales. Sin embargo, insistía en que en cada caso la razón y la experiencia no pueden figurar aisladas sino que deben ser guiadas por las Escrituras. La razón y la experiencia pueden llevarnos especialmente a examinar las enseñanzas bíblicas y la tradición a la luz de nuestro tiempo, cultura y situaciones contemporáneas.
El "Cuadrilátero wesleyano"
"Tarea teológica" MU
Al afirmar el uso de la tradición, la experiencia y la razón junto con las Escrituras, la declaración metodista unida de 1972 bajo "Nuestra tarea teológica" ofrece un argumento lúcido y revelador de las pautas doctrinales de la Iglesia Metodista Unida. A pesar de que esta declaración noatribuye estos cuatro criterios como sistema a Juan Wesley, se les llegó a conocer de inmediato como el "Cuadrilátero wesleyano". Quedó claro desde entonces que aunque Juan Wesley utilizó las Escrituras, la experiencia, la razón y el pasado cristiano (no le gustaba utilizar el término "tradición"), no abogó por el uso de este cuádruple criterio como método de reflexión. En la revisión de 1988 de "Nuestra tarea teológica" se tuvo que clarificar que la escritura tiene autoridad primaria sobre la tradición, experiencia y razón. Sin embargo, el "Cuadrilátero wesleyano" demuestra ser de utilidad para aclarar a los metodistas (particularmente a los metodistas unidos) la base de sus enseñanzas, y se ha demostrado su utilidad como un método de reflexión ética y práctica con respecto a asuntos contemporáneos que no se tratan directamente en las Escrituras.
Autoridad de Dios y la vida cristiana
Subyacente a las Escritura, la tradición, la experiencia y la razón se encuentra la creencia de que Dios debe guiar nuestras vidas, como comunidad y como individuos. Deberemos preguntarnos, sin embargo, si realmente valoramos la autoridad de Dios. Una cosa es especular en cuanto al significado de un pasaje bíblico; y otra diferente, el preguntarnos, "¿Esperamos (espero) que la Biblia cambie nuestras vidas?" Si no anticipamos que la revelación—en las Escrituras, en la tradición cristiana, o en la reflexión de nuestra experiencia—de Dios nos cambie, no poseemos realmente la autoridad de las Escrituras o de Dios que se revela de diferentes maneras. Poseer la autoridad divina es querer que Dios nos desafíe, nos anime, nos guíe y nos capacite cuando discernimos el mensaje de Dios para el día de hoy.
Referencias: La cita de la declaración metodista unida bajo "Nuestra tarea teológica" sobre la unidad de la Biblia proviene de la sección bajo "Escritura" (Disciplina 2008, ¶ 104, p. 83). En cuanto al "Cuadrilátero wesleyano", ver Steven Gunter, Scott J. Jones, Ted A. Campbell, Rebekah Miles, y Randy Maddox, Wesley and the Quadrilateral: Renewing the Conversation (Nashville: Abingdon Press, 1997). William J. Abraham evalúa de forma crítica el cuadrilátero en Waking from Doctrinal Amnesia (Nashville: Abingdon Press, 1995), 56–65.
Recursos adicionales: Ted A. Campbell nos ofrece más material general comparativo sobre la autoridad religiosa en Christian Confessions (Louisville: Westminster John Knox, 1996), 33–38 (Iglesia Ortodoxa), 76–83 (Iglesia Católica), 133–44 (Iglesias Reformada y Unida), y 205–17 (Iglesias Evangélica y Libre). Para material más detallado sobre los puntos de vista de Wesley en cuanto a la autoridad religiosa, ver Ted A. Campbell, Wesleyan Beliefs (Nashville: Kingswood Books, 2010), 40–42, 96–98, 211–19; Scott J. Jones, United Methodist Doctrine (Nashville: Abingdon Press, 2002), 127–43. En la ponencias ofrecidas por Néstor O. Míguez y Tom Albin en la lección 2 de la series audiovisual The Wesley Studies Project: Methodist Doctrine se analizan las enseñanzas sobre la autoridad religiosa en el contexto de la tradición wesleyana.
CHAPTER 2
Doctrinas obre Dios, Cristo y el Espíritu Santo
Enseñanzas sobre Dios, Cristo y el Espíritu Santo
El cristianismo histórico se distingue de otras tradiciones religiosas en que adora a Jesucristo como Dios. El Concilio Mundial de Iglesias expresa esta identidad crucial cuando en su "base" afirma que el CMI es "un grupo de iglesias que confiesa que Jesucristo es Dios y Salvador". Durante los primeros cien años de vida, la comunidad cristiana tuvo que clarificar este tema esencial de identidad, y los credos históricos de la iglesia, predominantemente el Credo Niceno, iluminó el consenso de la iglesia en este tema tan crítico. La doctrina de la Trinidad fue la forma en la que la iglesia determinó esta adoración distintiva de Dios el Padre, Jesucristo y el Espíritu Santo.
Doctrina de la Trinidad
Credo Niceno
Artículo 1; Confesión MU 1
Las congregaciones metodistas cantan con regularidad "Gloria damos al Padre, al Hijo y al Santo Espíritu; como era en el principio, es hoy y habrá de ser eternamente. Amén". La doctrina de la Trinidad surgió de la cuestión de si era apropiado adorar a Cristo como Dios. Los maestros arrianos del siglo IV d. C. afirmaban que Cristo era en cierto sentido divino pero que era una "criatura" (un ser creado) al que no se debía otorgar la misma adoración que al no creado Padre. Como respuesta a los arrianos los concilios de obispos cristianos en los años 325 y 381 d. C. formularon el credo que se ha llamado históricamente el Credo Niceno. Este credo clarifica que Cristo es "engendrado, no hecho; consustancial con el Padre" y que el Espíritu Santo "debe ser adorado y juntamente glorificado" con el Padre y el Hijo. Aunque los concilios no utilizaron la palabra "Trinidad", definieron la enseñanza trinitaria de que el Padre, Hijo y Espíritu Santo son junta e igualmente el sujeto de la adoración de la iglesia. El primer Artículo de la Religión metodista y el primer artículo de la Confesión de Fe MU confirman la enseñanza de la Trinidad. Hacen uso del mismo lenguaje de los concilios primitivos, y nuestras iglesias incluyen, desde mediados de la década de 1900, el Credo Niceno en los himnarios metodistas.
La doctrina de la Trinidad realmente no aspira a decir quién es Dios, ya que el misterio de Dios sobrepasa nuestro lenguaje y habilidad de expresión. La doctrina de la Trinidad estableció unos límites prácticos en la enseñanza de Dios. Por un lado, esta doctrina mantiene que es imposible enfatizar en extremo la unidad de Dios y negar la relación personal entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Por otro lado, esta doctrina también mantiene que no es posible enfatizar demasiado la relación entre las tres Personas de la divinidad y negar la creencia que Dios es uno.
Al utilizar los términos, al refirirse a Dios, "el Padre" y "el Hijo", los concilios primitivos no tenían la intención de establecer que las referencias a Dios deberían hacerse con un vocabulario exclusivamente masculino (ésta no era la cuestión a la que se enfrentaban). De hecho, nuestro primer Artículo de la Religión establece que Dios es "sin cuerpo ni partes" y por esta razón el lenguaje que describe a Dios con un género específico causa serios problemas. Algunos metodistas han experimentado con expresiones alternativas en la adoración de las tres Personas divinas, sin embargo nuestras iglesias no han alcanzado todavía un consenso en cuanto a qué expresiones lingüísticas podrían expresar con fidelidad nuestra adoración del "Dios trino" (expresión que favorecía Juan Wesley).
Cristo divino y humano
Atanasio, De la encarnación del Verbo
Concilio de Calcedonia (451 d. C.)
Artículo 2; Confesión MU 2
La doctrina de la Trinidad dejaba claro que Cristo era "consubstancial" con el Padre, que Cristo era totalmente divino. También era importante resaltar en las comunidades cristianas primitivas que Cristo se hizo completamente humano y que, en Cristo, lo divino y lo humano estaban perfectamente unidos. En palabras de un antiguo obispo africano "Cristo se hizo hombre para que el hombre se hiciera Dios". En el siglo V d. C., un concilio de obispos expresó consenso declarando que en Cristo se encuentra la unión de toda la "naturaleza" divina y toda la "naturaleza" humana. En nuestros Artículos de la Religión metodista y en la Confesión de Fe MU se afirma esta misma enseñanza sobre las "dos naturalezas" (divina y humana) que convergen en "la persona" de Cristo.
Alteración metodista del Credo Apostólico
Credo Apostólico 1 Pedro 3:19
1989 Himnario MU, no. 882
Una expresión histórica de la enseñanza de que Cristo era verdaderamente humano se encuentra en la declaración en el Credo Apostólico de que Cristo "descendió al infierno". Esto significaba que Cristo experimentó la muerte de la misma forma que cualquier otro ser humano la experimenta. La primera carta de Pedro declara que en su muerte Cristo "fue y predicó a los espíritus encarcelados", aparentemente una referencia a la creencia de la iglesia primitiva de que Cristo proclamó las Buenas Nuevas a esas personas que habían muerto antes de la llegada del Salvador. Juan Wesley omitió en los Artículos de la Religión metodistas el Artículo Anglicano que declaraba que Cristo descendió al infierno, aunque este hecho probablemente no indicaba su rechazo. Cuando los metodistas comenzaron a incluir en sus himnarios en el siglo XIX el Credo Apostólico, muchas personas no entendieron el significado de estas palabras. Pensaban que declarar que Cristo "descendió al infierno" significaba que Cristo fue a un lugar de juicio ("infierno", en el sentido de un lugar de castigo eterno, ver el capítulo 6), y por esto removieron estas palabras del credo. Entender esta expresión mejor ha llevado a algunas iglesias metodistas a incluir la versión "ecuménica" del Credo Apostólico además de la variación con la cual los metodistas se han acostumbrado a formular este credo.